Bernardo Kliksberg  dice que solo cree en las evidencias, y con ellas es capaz de dar la vuelta a un panorama pesimista y volverlo esperanzador. Economista y sociólogo, se define como una persona «totalmente comprometida» en replicar a su madre, doña Clara, a quien apodaban «la asistencia pública» en el humilde barrio bonaerense donde vivían. Porque ella, sin ningún pudor, solía ir de una institución a otra para resolver los problemas de sus vecinos, a protestar y dar la cara por la dignidad de los desposeídos. En este empeño por ser como ella, Bernardo Kliksberg ha trabajado tanto que, a sus 77 años, cuenta con 65 libros y 47 investiduras como doctor honoris causa en universidades de todo el mundo. Además, es asesor de 32 países, de organismos como la ONU, Unicef, la Unesco… Y se le conoce como el padre de la responsabilidad social corporativa, el gurú de la ética del desarrollo y por ser una autoridad internacional en pobreza. Llega Bernardo Kliksberg al hotel Villamagna de Madrid, vestido de traje y con la kipá característica de los varones judíos, tan solo un día después de haber sido nombrado doctor honoris causa en la Universidad de Alcalá de Henares. Desde el principio, Kliksberg ya apunta por dónde van sus inquietudes: «El sexo débil no es el de la mujer, desde luego», responde durante una conversación previa informal. Durante esta entrevista, el laureado economista reflexiona sobre la desigualdad, la educación en valores, la responsabilidad de las empresas… pero, sobre todo, le preocupa un machismo aún imperante al que solo ve fin mediante la rebelión no violenta de hombres y mujeres.

 

 

Bernardo Kliksberg BCC Conferenciantes

 

P. En su discurso de investidura en Alcalá se refiere a la educación como la herramienta que nos va a salvar. Es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y nadie discute su importancia, pero ¿es la solución capital?

R.Lo creo porque hay evidencias. El Instituto Max Planck, el más acreditado del mundo en materia de biología, encontró que los bebés tienen un fondo de egoísmo y otro de altruismo. ¿Hacia dónde se va a inclinar la balanza? Depende de la educación, entendiéndola en sentido amplio. El preescolar va a condicionar a los chiquitos, no solo en términos educativos, sino de comportamiento. Se va formando la inteligencia emocional y las actitudes básicas de solidaridad, que también es alimentada por la familia. Uno de los bienes mayores que pueden aportar los padres a los hijos es que hagan actividades voluntarias. Que el niño les pregunte: «¿A dónde fuiste?» y respondan: «Fui a ayudar a la gente. Y, si quieres, la próxima vez te llevo». Luego vendrá la avalancha de la sociedad y de la educación formal, donde encontrarán otros modelos de referencia, a veces absolutamente cuestionables, en dirección al hedonismo, al lucro, a maximizar el egoísmo y la frivolidad. Por eso debe haber un intento serio de la familia y de la educación por ofrecer los modelos de referencia que llamo héroes éticos. He rodado una serie de televisión que se llama El informe Kliksberg y fue candidata para los premios Emmy de televisión. En ella presento a héroes como Nelson Mandela, Martin Luther King, Malala o Anna Frank. Si nosotros lográramos transmitir a los jóvenes que los héroes de verdad son esos, estaríamos incidiendo directamente en ese fondo altruista.

¿Ese intento acaba cuando se llega a la edad adulta?

También depende de la universidad y de los posgrados. La experiencia es que los mejores posgrados del mundo que no se dirigen hacia ese fondo altruista pueden fabricar máquinas para el mal. Por ejemplo, los mejores másteres de administración de empresas están en Estados Unidos, y algunos de los egresados son responsables de la estafa de Enron y las crisis especulativas tras las que quebraron los principales bancos y arrastraron a toda la economía mundial. Fueron muy bien formados técnicamente, pero no se les educó en responsabilidad.

¿Y no es eso precisamente lo que se descuida más? Desde niños se nos inculca que seamos los mejores en el colegio y que estudiemos mucho para ir a la universidad más prestigiosa, pero los padres cada vez tienen menos tiempo para estar con los hijos, y estos cada vez están más solos.

Es fundamental que los niños cenen o almuercen con sus padres por lo menos una vez a la semana. Los chicos que lo hacen, años después tienen un desempeño más exitoso tanto en la formación de sus propias familias como en el desempeño profesional. Hay una magia en la cena familiar porque allí aprenden cosas que nadie les puede transmitir: quiénes son en el mundo, quién es su familia, a pensar y a opinar. Todo esto está basado en investigaciones que dicen que los chicos aprenden más palabras del lenguaje en las cenas familiares que en los libros de la escuela.

¿Qué hay de la empresa? Son las que tienen poder, las que pueden mover dinero, dar ejemplo, llegar a donde quieran…

Hoy la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) es un tema totalmente real: tienen un poder económico fenomenal y lo que hagan en una dirección u otra será muy importante. La empresa debe tener en cuenta que depende de los consumidores. Cuando la sociedad se enteró de que una marca de zapatillas líder del mercado usaba mano de obra infantil en África, sus acciones bajaron. Dependen de pequeños inversionistas, porque muchos de los grandes fondos de inversión son de jubilados, de profesores de escuela, etcétera. El fondo estadounidense CalPERS es de pensionistas de California, y tienen como requisito no dar un centavo a empresas que no sean socialmente responsables. Hay empresarios que se han abierto totalmente y que están colocados a la vanguardia, como Bill Gates, cuya fundación gasta 3.000 millones de dólares al año solo en enfermedades de los pobres. Warren Buffet es uno de los hombres más ricos del mundo y ha donado su fortuna en vida a la Fundación Gates.

¿Dónde encontramos ejemplos a seguir en este mundo tan desigual?

Hay algunos países que son los primeros en todos los parámetros importantes del mundo. Me refiero a Noruega, Suecia, Dinamarca y Finlandia, el modelo nórdico. Lideran la tabla de equilibrio ambiental, la de desarrollo humano de la ONU, la de igualdad de género, la de menor mortalidad materna, la de mayor esperanza de vida… No son un milagro, sino que la ética domina en esas sociedades. Ellos garantizan estudiar hasta que se acaba un posgrado, atención sanitaria gratuita para todo, incluso para inmigrantes o turistas… Son sociedades que han hecho un pacto sobre la base de fomentar un desarrollo totalmente inclusivo.  Pese a ser productores de petróleo, como Noruega, han adoptado todos los compromisos de París y han ido más allá, pues han fijado cuotas para el año 2045 de desintoxicación total del medioambiente, y las están aplicando.

Lejos de la igualdad de género

Ha mencionado la igualdad de género y de hecho lo primero que ha comentado al llegar es que la mujer no es el sexo débil. ¿También es optimista?

Critico mucho el triunfalismo en este tema, es decir: con que haya una mujer tan poderosa como Angela Merkel, [la canciller de Alemania] ya se saca el argumento de que llegaron. Estamos muy lejos de la igualdad de género. Mis libros están muy dedicados a ellas porque considero que son el grupo más numeroso de oprimidos del planeta. Ha habido logros, como la incorporación de las mujeres al mundo de trabajo, pero ganan mucho menos que los hombres. El informe que se presentó en el Foro de Davos sobre las condiciones económicas de la mujer dice que, al ritmo actual, se tardaría en alcanzar la paridad de remuneración 180 años. Eso es un escándalo ético. Tampoco se habla de otras cosas muy lesivas. Esto de que la mujer alcanzó la igualdad en política no es real para nada. Y en América Latina, de todos los alcaldes, el 11% son mujeres. En los congresos, la obligatoriedad de las cuotas mejoró la participación femenina, pero una senadora muy experimentada me dijo hace unos días que está muy amargada con su trabajo porque los que dan la palabra son los hombres y discriminan a las mujeres. Cuando la mujer habla, por cortesía se la escucha.

Suecia, Noruega y Dinamarca son los países europeos con mayor tasa de violencia machista y feminicidios. ¿A qué se debe esta contradicción?

Noruega es un buen ejemplo en muchos aspectos, pero no en esto, no es perfecta. Claramente hay un fondo machista que debe estar actuando desde tiempos inmemoriales porque la lucha más vieja es esta. El machismo está metido debajo de todo, porque si no, no te puedes explicar estas discriminaciones. Es de milenios y se pronuncia cuando no hay rebelión. La única manera de frenarlo es mediante la rebelión de hombres y mujeres.

Porque dejar al margen a los hombres en esta lucha tampoco sería nada sabio…

No, y además, sería antiético por parte del hombre no plegarse a esto, que es la mayor opresión de la historia de la humanidad. Todo hombre que tiene ética debería empezar por aplicarla con las mujeres que tiene en derredor, sin las cuales no existiría, directamente. La discriminación de género no se va a mover si no hay rebelión, si no hay indignación y lucha de hombres y mujeres, siempre no violenta.