El asesor de Naciones Unidas y gurú de la RSC, Bernardo Kliksberg, ha declarado que la empresa privada, a través de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), “tiene en sus manos parte de la solución” a los “macrodesafíos” del mundo, entre ellos la pobreza, la falta de valores, o la revolución tecnológica.

 

 

Bernardo Kliskberg BCC Conferenciantes

 

“Algunos titanes de la empresa privada están mostrando el camino” para esta responsabilidad social, ha afirmado hoy este argentino, considerado una autoridad mundial en RSC y que el pasado viernes ha intervenido en Madrid en la Cumbre de Economía Circular y de Innovación Tecnológica, organizada por la Fundación Advanced Leadership (ALF)Bernardo Kliksberg se ha referido, entre otros, al empresario Bill Gates, que ha creado la “mayor” fundación que existe de la historia, que cuenta con un presupuesto de 5.000 millones de euros anuales y que ha salvado la vida a 7 millones de niños.

“La preocupación que centra la vida de Bill Gates se llama instalaciones sanitarias”, ha afirmado Bernardo Kliksberg, que también ha aludido al empresario Warren Bufet, quien ha donado las acciones que tenía en el fondo de inversión Berkshire a la Fundación Gates.

En su intervención, este economista y sociólogo ha advertido de los problemas que pueden surgir con los avances tecnológicos, en el sentido de que son positivos, pero “no tienen valores de ninguna índole”, o con la “inteligencia artificial”, que “pronto será autónoma” y que en campos como la guerra puede significar “desastres fenomenales”.

Macrodesafíos de la sociedad

 

En este contexto, Bernardo Kliksberg se ha referido a los “siete macrodesafíos” que tiene la sociedad, el primero de ellos el de cómo “usar la revolución tecnológica en favor del ser humano” y “cómo se frenan sus fuerzas antes de que siga avanzando” por ejemplo en casos como la información maliciosa, o el robo de información.

La “crisis de valores filosóficos” es el segundo “macrodesafío” que se enfrenta la sociedad, según este gurú de la RSC, que ha recordado que se “ha empezado a vivir sin reglas éticas de ninguna índole”, más aún tras la crisis de 2008.

Otro de los “macrodesafíos” de la humanidad, a su juicio, es la pobreza, en contraposición con la riqueza, en el sentido de que “en pleno siglo XXI, cuando se producen un 40 % más de alimentos de los que se necesitan, el hambre ha vuelto a subir hasta alcanzar las 815 millones de personas en el mundo”.

Además, “mueren 15.000 menores de 5 años al día por causas evitables como la desnutrición, la falta de agua potable o las pésimas condiciones sanitarias”, ha lamentado al referirse a datos de Unicef.

También ha mencionado las desigualdades de sexos como otro de los “macrodesafíos” que hay que afrontar, en el sentido de que se debe evitar que “la mitad del género humano sufra discriminación”.

“Una de cada tres mujeres ha sido objeto de algún tipo de violencia física o psicológica”, ha añadido el asistente de Naciones Unidas, que, aunque ha reconocido que se han producido avances contra el machismo, “el camino por recorrer es largo” y, a este “ritmo”, se tardarán 174 años en llegar a la igualdad, ha afirmado aludiendo a datos puestos de manifiesto en el Foro de Davos.

A su juicio, la “ecología” es otro de los desafíos que hay que afrontar, ya que “todos los años se mueren por calentamiento global y daño en la naturaleza millón de pájaros y 100.000 animales marinos”, ha afirmado y añadido: “No sabemos si estamos consumiendo pescado o trozos de plástico”.

En este contexto, también se ha referido a otro “macrodesafío”, que es el de cómo incorporar a los “nuevos actores en la sociedad”, es decir, a los jóvenes, darles posibilidades reales, sin quebrar su desencanto, así como al de “cómo recuperar el discurso de los fines”.

A modo de conclusión, Bernardo Kliksberg ha recordado que ningún ser humano nace obviando al prójimo por el color de su piel, la religión o su clase social, y, teniendo en cuenta esta circunstancia, ha considerado que “es posible trabajar para reeducar al ser humano y recuperar los valores”.