Líder Digital

En este nuevo artículo, nuestro speaker Jacinto Llorca comparte una de las características esenciales de su visión del líder digital y el constante reto que la digitalización ha traído consigo.

 

«Llevamos bastante tiempo presenciando cómo las organizaciones están atravesando esto que llamamos transformación digital para cambiar, evolucionar y construir nuevas realidades con las que aspirar al futuro con ciertas garantías de éxito. Esta evolución y proceso de transformación requiere de un nuevo liderazgo, adaptativo y orientado a desafiar los retos que propone el nuevo ecosistema digital.

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Ante este escenario de profundos cambios, el líder digital ha de estar muy orientado a gestionar aquellos que tienen lugar en la parte más interna de la organización, dejando para un segundo lugar los cambios más o menos estéticos basados en inversiones y acciones que no requieran de un esfuerzo vital por parte de los responsables de la organización. Sin un software bien configurado, de poco va a servir el último modelo de hardware del mercado.

Lo veo frecuentemente en empresas y organizaciones de todo tamaño y sector, así como en managers, directivos, emprendedores y empresarios de diferentes industrias y tamaños: observo una gran preocupación por el hardware, pero muy poca atención al software. Y creo que esto es un error, un error que no puede permitirse el nuevo líder digital.

 

Aclaremos los conceptos. Por hardware me refiero a las instalaciones, o la arquitectura, los equipos informáticos o técnicos, lo último en diseño web, redes sociales o ese nuevo sistema del que todos hablan. El hardware está muy relacionado con la apariencia, con lo que todos ven y por lo que es fácil presumir. Tener un gran hardware, el mejor, es fácil cuando hay recursos económicos para ello. No supone un gran esfuerzo, apenas pensar qué se quiere, pedirlo a un proveedor y finalmente pagarlo.

 

Por otra parte, el software es aquello que está a la vista pero que no todos ven, y es lo que realmente es decisivo. El software está definido por la estrategia, por la misión, visión y valores de la organización, por el liderazgo de las personas que trabajan en la organización y en definitiva por la visión del management que se desarrolla. El software está relacionado con la orientación al cliente externo e interno, el clima laboral y la energía que se respira en el negocio, así como con sensibilidad hacia lo que es el marketing de verdad como fuente de valor. Pero esto no es fácil, disponer de un buen software supone trabajar muy duro de forma constante, no existen atajos ni se puede comprar. Hay que implicarse, analizar, pensar, compartir con los demás, escuchar mucho… darse cuenta de que esto es realmente importante y de que hasta que no se haga bien, no hay mucho sobre lo que avanzar. En mi visión del líder digital lo relevante para cualquier empresa es cuidar mucho el software, que es lo realmente importante.

 

El hardware es importante, qué duda cabe y que nadie me malinterprete, pero si el software no tiene un desarrollo superior, tendremos bonitos juguetes sin sentido, sin alma, que finalmente evidencian que algo no funciona bien en el seno de la organización.

 

Un buen software al que damos el mejor hardware, vuela hacia los objetivos marcados. El mejor hardware sin el software adecuado es un intento de querer ser el mejor sin estar preparado para ello y es, incluso, contraproducente porque poco a poco se verá cómo decae y es insostenible. De hecho, cuando el software está muy afinado y a pleno rendimiento, por sí solo pide el hardware adecuado y este encaja como un guante.

Por eso me gusta empezar por lo que nadie ve, por ese software que está ahí y con él la esencia del negocio, sus limitaciones y ambiciones, sus posibilidades, su verdadera realidad, oculta tras una fachada que quiere ser perfecta. En definitiva, el software está en las personas que integran la organización, sus ideas, sus creencias, sus ganas de ponerse manos a la obra, comenzando por lo más alto del organigrama y viendo cómo se impacta en los niveles inferiores, que son el verdadero núcleo duro de la compañía.

 

¿Hay empresas que teniendo un gran hardware y un pobre software, aparentemente funcionan? Alguna hay, pero normalmente el recorrido que tienen es insostenible en el tiempo y en los resultados. Que funcionen aceptablemente no quiere decir que funcionen realmente bien y estén obteniendo todos los resultados que debieran con semejante hardware, ni que vayan a hacerlo en el futuro. Permíteme la metáfora: podemos comprar todo el equipamiento para escalar el Everest, que como no estemos verdaderamente preparados, ni saldremos de la tienda de campaña el primer día y, además, regresaremos a casa por la vía rápida; aunque creamos que haber montado la tienda de campaña fuera un importante logro, lo cierto es que llevábamos hardware para hacer cima, pero apenas pudimos hacernos una foto a tiempo cuando aún teníamos el Everest al fondo. Nuestro software no estaba convenientemente preparado.

 

En estos tiempos de excesos tecnológicos, donde todas las innovaciones parecen pocas, necesitamos un nuevo líder digital que comprenda dónde está lo verdaderamente relevante para tomar las buenas decisiones que proyecten un futuro realizable en la organización.»