Apenas ha cumplido los cuarenta años, pero Bernardo Hernández González es una suerte de gurú de la innovación y el emprendimiento en España. En el campus que Google tiene en el centro de Madrid, a dos pasos del Palacio Real, entre jóvenes equipados con todo tipo de artilugios electrónicos, aparece este emprendedor, business angel y ejecutivo del sector tecnológico a través de su fondo de capital riesgo, Solón Inversiones

 

BERNARDO HERNÁNDEZ

 

Cofundador de idealista.com y el único español que ha conseguido llegar a la cúpula mundial de Google (donde ocupó diversos cargos), Hernández se define “como un apasionado de hacer ideas realidad. Eso hace que, a veces, me defina como business angel; a veces, como emprendedor, aunque yo creo que son dos figuras que se complementan”.

Desde Solón Inversiones, Bernardo Hernández se dedica a asesorar y promocionar a emprendedores del sector tecnológico. “Invertimos en empresas que intentan dar solución a problemas, a demandas que existen en la sociedad”, explica. “Cuando encontramos una solución, toca buscar a personas capaces de desarrollarla. A priori no desechamos estudiar ninguna de las propuestas que nos llegan, pero también es cierto que sabemos qué sectores nos interesan más. Que optemos por uno u otro proyecto de inversión depende, primeramente, de criterios como ver si el emprendedor tiene claro qué problemas quiere solucionar y, también, si intuyes si ese producto puede, o no, funcionar”. Con esta respuesta, Hernández apunta principalmente a dos sectores: “Tecnológico y comercio electrónico”.

Respecto al tiempo que un inversor tiene que permanecer en las empresas en las que apuesta, señala que “es muy importante quedarse hasta que consigues tener la seguridad de que ese problema [el objetivo de la empresa] queda solucionado, y eso puede llevar meses o años. Cuando se consigue de forma orgánica, hay que invertir lo suficiente para crecer todo lo rápido que puedas”. Estas inversiones suelen oscilar entre los 10.000 y 300.000 euros.

De su etapa en Google “un reto que me llenó de orgullo, no sólo como profesional sino también como español”, reconoce que aprendió muchas cosas. Destaca que Internet es la herramienta perfecta para superar las diferencias entre pequeña y gran empresa: “Hace que los David puedan vencer a los Goliat. Por eso, por ejemplo, cada vez vemos más empresas españolas en la vanguardia mundial”. Además, aprendió a pensar en grande. Es uno de los lastres que, en su opinión, sigue arrastrando el emprendedor español, “a quien le suele faltar ambición a la hora de emprender”. No son las únicas carencias del emprendedor español. “El tema de los idiomas, la gestión de producto o el aprovechamiento de la experiencia de usuario también lo son, aunque se ha avanzado mucho en todo eso”, enumera. “Pese a esas barreras y dificultades, el emprendedor español sale fuera más y más. En todo caso, todo lleva su tiempo. En Estados Unidos llevan 50 ó 60 años trabajando en el emprendimiento empresarial. Nosotros no podemos pensar en alcanzar su nivel en dos legislaturas. Aún queda mucho por hacer para favorecer el desarrollo del talento, que la figura del capital riesgo siga madurando, que sigamos abriéndonos al exterior y contagiándonos de lo que se hace fuera”.

 

Bernardo Hernández

 

ADN de empresario

¿Qué busca Bernardo Hernández en un emprendedor? “Lo primero que miro es que tengan habilidades técnicas y que sepan desarrollarlas de forma competitiva”, explica. “A partir de aquí, tiene que ser alguien resolutivo, con energía y dotes de venta. En realidad, busco lo mismo en los emprendedores, en cuyos proyectos me puedo plantear invertir, que en los equipos que formo. Es cierto que puedes ser un buen emprendedor, pero carecer de habilidades técnicas. En ese caso, tienes que compensarlo con capacidad estratégica y capacidad para buscar a la persona que tenga esos conocimientos. Ni yo ni mi socio, Jesús Encinar, sabíamos nada ni de Internet ni de inmobiliarias y acabamos montando el mayor portal inmobiliario de Internet en castellano”.

Hernández cree que es bueno que el empresario mantenga el vértigo inicial, esas mariposas en el estómago que están tras todo comienzo emprendedor. “Ese vértigo es bueno… siempre que no te paralice”.

Publicado por El País.