Elsa Ávila speaker, conferencista, alpinista, everest

Elsa Ávila ha escalado las principales cadenas montañosas del mundo por donde nadie lo había logrado antes, destacando sus ascensos en la Patagonia, el Círculo Polar Ártico y el Himalaya.

En el Himalaya, Elsa Ávila realizó el ascenso al Shisha Pangma, convirtiéndose en la mujer más joven del mundo en ascender a una montaña de más de 8,000 metros de altura. En 1999 alcanzó la cumbre del Everest, la montaña más alta del mundo con 8,848 metros, siendo la primera mujer latinoamericana en lograrlo.

 

Nuestra speaker, ha batallado más abajo de la montaña. Suma cuatro infartos cerebrales menores, tiene un marcapasos y fibrilación auricular.

 

En esta entrevista publicada en el Inversionista, comparte sus experiencias más destacadas, sus propósitos y aprendizajes:

 

Alpinista, empresaria, madre de dos hijos y graduada en ingeniería civil en la Universidad Autónoma Metropolitana, Elsa no se rinde y trata de aprovechar la experiencia en las montañas para motivar a la gente que acude a sus conferencias. Enseñar que el tiempo no regresa, algo que aprendió a más de ocho mil metros de altura.

 

Los problemas físicos comenzaron en 1989, cuando Elsa intentó ascender por primera vez al Everest y se quedó a menos de 100 metros de la cumbre. “Tuve problemas de hipoxia (reducido suministro de oxígeno al cerebro). En ese momento no lo piensas, pues estás en riesgo de morir. La lucha por la sobrevivencia. Te das cuenta que estás a punto de no regresar y valoras tu vida. Fue un festejo de regreso a la vida, más allá de querer subir a la cima”.

 

¿Las lesiones cerebrales fueron consecuencia de subir a la montaña?

 

No lo sabemos. El doctor me dijo que pudo ser. Yo creo que todo tiene  que ver. En otra ocasión tuve congelamiento en los dedos y el doctor me hizo un injerto en uno de ellos. Regresé del Himalaya con los dedos congelados. Fue en el 92 en la montaña Kangchenjunga, la tercera más alta del mundo.

 

Marcapasos, fibrilación auricular, cuatro infartos cerebrales menores.

 

Lo que me ha permitido salir adelante es la experiencia en la montaña. La primera vez que me dio una embolia pasajera estaba sola, recuerdo que me preguntaba qué haría en la montaña. Asusta no mover el cuerpo, pero la paz que me dio la montaña me ayudó.

 

¿Ahora a qué se dedica?

 

Ahora doy conferencias motivacionales en empresas y comparto la experiencia. No sólo lo cuento a deportistas, sino a la gente en común para valorar la vida y luchar por conseguir sus metas. Soñar metas y prepararse para alcanzarlas.

 

¿Qué tanto ha cambiado Elsa?

(…)”

Puedes leer la entrevista completa en el siguiente enlace:

https://www.inversionistasonora.com/vernoticias.php?artid=12361&cat=6#.X695cGhKjIV