Nuestro speaker Enrique Dans comparte en este nuevo artículo su visión sobre el mundo hacia el que nos dirigimos debido a la pandemia.
“Si algo tengo claro observando los efectos de la gran disrupción que está suponiendo y va a suponer la pandemia, es que nos dirigimos hacia un mundo líquido, caracterizado por la necesidad de una gran flexibilidad, versatilidad y resiliencia.
El reciente informe del Cross Innovation Strategy Group organizado por NASA en el que he tenido la oportunidad de trabajar durante estas últimas semanas y que pretende continuar en forma de plataforma lo afirma de manera clara: por mucho que pueda haber noticias sobre el desarrollo de una vacuna en un futuro cercano, es extremadamente poco probable que seamos capaces de tenerla antes de los 12-24 meses, e incluso en ese caso, es posible que para su desarrollo haya que prescindir o relajar muchos de los protocolos habituales, algo siempre complejo cuando se trata de un medicamento que se inocula a personas sanas. Es fundamental entender que la lucha contra un virus es sumamente difícil, porque debido a su extrema simplicidad, suelen utilizar mecanismos muy genéricos y propios de la actividad del propio organismo que los hospeda. El caso del VIH es claro: aunque hoy en día es controlable como una enfermedad crónica, seguimos sin tener una vacuna, y han pasado ya más de cuarenta años.