Juan Luis Arsuaga, biólogo, arqueólogo y Premio Príncipe de Asturias en 1997, ha dejado momentáneamente los yacimientos de Atapuerca para presentar «Mi primer libro de prehistoria», un trabajo para que los más jóvenes tengan un primer contacto con los orígenes de nuestra especie.

Mi primer libro de la prehistoria:
Juan Luis Arsuaga, paleontólogo mundialmente reconocido, explica a los niños la evolución humana.

«Hace mucho, mucho tiempo, cuando el mundo era niño…». Así es como empiezan todos los chamanes (brujos o sabios) de los aborígenes a contar la historia de la tribu.

Y así es también como empieza este libro, que, aunque pueda parecerlo, no es una novela de aventuras sino un libro de Prehistoria, porque, como dice Juan Luis Arsuaga, su autor, nuestra tribu es ahora la Humanidad completa, las gentes que hablan todas las lenguas en el planeta que compartimos, y en estas páginas se cuenta el relato científico de nuestra historia.

Pero al mismo tiempo también es verdad que nuestros antepasados vivieron muchas y peligrosas peripecias. Y es cierto que la ciencia es la gran aventura de explorar lo desconocido.

Lo que vas a descubrir en el libro que tienes en tus manos es tan hermoso como una leyenda, aunque todo lo que se cuenta sea cierto, pues ningún narrador habría sido capaz de imaginar las cosas que realmente les ocurrieron a nuestros antepasados.
Decía el filósofo que nuestros padres nos dan la vida, pero no nos la dan hecha. Y hacerla es la mayor de todas las aventuras. Podemos empezar leyendo. Para el científico, la prehistoria sigue fascinando a los niños porque «todo niño lleva dentro un salvaje, y si les gustan los videojuegos es por ese mismo componente de aventura». A Arsuaga, acercar a los jóvenes a su campo de estudio no le resultó difícil, «porque sigo teniendo -explica- una mentalidad parecida a ellos», si bien la obra, añade, «es un libro muy serio escrito en un tono que puede entender cualquiera».

«Una vez, en Barcelona -recuerda Arsuaga en una entrevista con EFE- un señor se me acercó con su hijo, que quería saber por qué me dedicaba a la prehistoria, entonces yo le dije: porque de niño quería ser hombre prehistórico; aquel señor era Eduardo Mendoza».

La obra «Mi primer libro de prehistoria» está, para el arqueólogo, orientada sobre todo a los preadolescentes: «Creo que si pueden leer Harry Potter y El Señor de los Anillos -dice-, también pueden leer a Shakespeare y leer prehistoria, que no deja de ser un libro de aventuras». El volumen pretende estimular la curiosidad por la era prehistórica y, siguiendo el título, convertirse en la primera referencia para niños y gente de otras edades, ya que para Arsuaga esta obra «sigue ese mismo principio de narrar… Intento que sea como ‘La Vuelta al Mundo en 80 días’, un libro que yo leí y luego leyó mi hijo».
A pesar de las estadísticas sobren los hábitos lectores de los jóvenes, Arsuaga confía en ejemplos menos desalentadores, como el de su hija: «No leía nada y ahora está enganchada a libros de vampiros, se lee en dos días varios cientos de páginas… eso demuestra que los libros aún enganchan». Estos niños a los que el libro intenta atraer hacia las artes de la prehistoria «verán, sin duda» en su madurez descubrimientos que hoy en día nos parecen impensables, y Arsuaga no descarta que, incluso, algunos de ellos ocurran dentro de Atapuerca.

«Lo que nos espera a nosotros es encontrar más de lo que ya conocemos, luego, los que vengan tratarán sobre temas nuevos» reconoce el científico, aunque concede que «eso mismo lo decía yo hace años, cuando trabajábamos en la Sima y aparecieron los restos de la Gran Dolina, con fósiles de 1,4 millones de años de antigüedad».

En arqueología, dice, a largo plazo «nunca se sabe, de aquí a 20 años pueden salir cosas nuevas y cada una de ellas convertirse en una noticia espectacular», aunque según Arsuaga «cuando este verano presentamos una mandíbula y un cráneo con medio millón de años… pues no salimos ni en los periódicos».

Reconoce que toda cosa que sale de sus yacimientos «se considera normal y corriente, no se ha encontrado en ningún otro lugar en el mundo, pero los medios dicen «¿otro cráneo? ¡bah!», e ironiza «¡Es como encontrar un goya y que te digan que ya hay muchos en el Prado»

Juan Luis Arsuaga entiende el valor que tienen libros como éste para despertar una sana curiosidad en el niño, a pesar de confesar que el libro que más le marcó fue «El Libro de la Selva» de Kipling, «pero si hubiera conocido a Tolkien en mi niñez -añade-, probablemente también me habría enganchado» Ver otros artículos de Juan Luis Arsuaga: «Atapuerca, un millón de años no es nada»>>

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