Marta Romo

Marta Romo es pionera en nuestro país en la aplicación de la neurociencia en el mundo de la empresa, la educación y el desarrollo personal. Aporta una visión científica y a la vez sencilla en sus conferencias, con un toque muy fresco y cercano. Su objetivo es acercar la neurociencia a la vida cotidiana, ofreciendo pautas para entrar en acción. Así, además de generar un impacto emocional positivo en los asistentes, con sus mensajes busca provocar movimiento y transformación.

«Estar constantemente haciendo cosas, ¿es ser productivo?

“Te pones a hacer muchas cosas para no enfrentarte a lo que de verdad debes hacer” afirma Marta. En muchas ocasiones, pensamos que estamos siendo productivos por el mero hecho de estar haciendo cosas, pero nos damos cuenta de que esas cosas realmente no tienen tanta importancia en nuestro proyecto. Es decir, tenemos una tarea pendiente pero nuestro cerebro no es capaz de ponerse con ella y prefiere “procrastinar” con otras cosas.

Hacer muchas cosas nos hace perder el foco y el objetivo que de verdad estamos persiguiendo.

Además, Marta explica que no es malo hacer cosas, sino perder la esencia principal de lo que tenemos que hacer. A veces, cuando solo tenemos una hora para hacerlo todo, somos más productivos que teniendo el día totalmente libre para poder avanzar en el proyecto.

 

El cerebro creativo y cómo potenciarlo

El cerebro no puede enfrentarse solo a una tarea difícil, necesita de nuestra ayuda. Y empezar a hacer esa tarea desde un momento de estrés es totalmente imposible. Marta nos explica que para hacer frente a una actividad donde nuestro cerebro tiene que trabajar, es necesario que antes haya estado en descanso con otras cosas.

“Yo tengo una pizarra en la ducha porque sé que ahí tengo mis picos de creatividad” nos confiesa Marta. Es decir, cuando nuestro cuerpo está activo pero nuestro cerebro está en calma, es cuando está preparado para dar ese salto y ponerse a trabajar. No se trata de perder el tiempo y sentirte culpable, se trata de desconectar durante un momento con algo que nos haga disfrutar tanto a nosotras como a nuestro cerebro.

Por eso, el aburrimiento es necesario pero hay un límite. En esos momentos de aburrimiento surgen las mejores ideas, pero no se puede vivir en un aburrimiento persistente porque a nuestro cerebro le costará más salir de ahí. (…)»

 

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